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formulando una interrogante: ¿podrían los vicios mortales borrarte de mí? Esas son
las creencias que envisten desafiantes para poder aferrarme de una excusa que
permita expandir los tramos que nos habían unido. Me he permitido pensarte más
de lo que pueda laborar las ideas a diario, y me he permitido evocarte más de
lo que figuren las fantasías más abstractas, porque ellas son muy tentadoras,
siempre te traen de vuelta en el mejor de los escenarios, pero basta con volver
a ahogarme por la premura de un suspiro nuevo para centrarme otra vez en lo
cotidiano. Entonces conspiro en mi continuado refugio de desprestigio a ti,
pero no tardo en definir que son las excusas para vislumbrarte como algo muy
negativo, y eso no es cierto, no hay nada extraordinariamente malo en ti, solo
acciones propias de los seres humanos, no te juzgo, ese no es mi propósito.
Las evidencias son muy fuertes, las memorias, ellas te traen a mi y no
permiten que te deje ir, son la causa que admiten valorar momentos ya vividos
que para mi pérdida de voluntad, en ti solo fueron momentos de exaltación
fugaz. Las fechas, para ti fueron de mucha importancia recordarlas, yo solo
mantengo una y cada navidad será imposible no traerla a mi presente, sin tu
presencia, la que aun no concibo reemplazar. Sin embargo resalto los momentos,
porque ellos fueron los que me dijeron que tú serias mi felices para siempre,
porque ellos me cautivaron en tu esencia en esos continuos días a tu lado, y
ellos fueron ostentosos, porque permitieron que burlara la fortaleza de mi
desconfianza para sentarla únicamente en ti, como aquella ocasión en la que de
tu boca palabras imperecederas lograron capturar la imagen de aquel lugar, en
el que dreno mi espíritu y purgo mi alma, ese que desee compartir contigo y fue
cuando dijiste que no sabrías si estaríamos juntos o no, pero lo guardarías
contigo y fue el beso más sincero que haya recibido.
Las evidencias son muy fuertes, las memorias, ellas te traen a mi. Como
quisiera poder contemplarte como un observador ausente en los momentos de tu
soledad, únicamente para saber si evocas tanto de mí como yo de ti, solo para
saber si puedo mantener la esperanza en que no fui el único que apostó por
tanto y que ahora se queda con un poco menos que nada. Solo quisiera saber si
te duele tanto como a mí la premura de una ruptura que no se comprende. Mis
recuerdos intactos están, son un concilio para no sentirte tan distante y se
que si fijaras las palabras en aquellas memorias que has dado por perdidas, tal
vez seria posible que nos halláramos juntos de nuevo y para cuando esa fantasía
tentadoramente impredecible sea realidad, prepararé la noche y volverás con el
cambio de luna, y es porque no puedo evitar la mística que me produjo amarte y
que hace que te recuerde como la fuerza misma que me mantiene fuera de este
mundo. Que si los vicios mortales podrán borrarte de mi? Jamás! y es que
resulta más fuerte ser prisionero de tus memorias como las tuyas mías son.